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La transformación digital del campo
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Satélites, robots, sensores inteligentes, GPS… El sector primario se atreve con las TIC.
Producir más con menos. Ese es el principal desafío al que siempre se han enfrentado los agricultores.
En un sector tan tradicional como el primario, cada vez se hace más necesaria la adopción de innovaciones agrarias para poder ser más competitivos dentro del mercado global. Los objetivos a lograr son garantizar la eficiencia productiva, la reducción del impacto ambiental y realizar a una menor inversión de tiempo, esfuerzo y recursos.
Estamos ya en plena era de ‘la agrotecnología’.
La revolución 4.0 ha llegado al campo, aunque lo ha hecho de forma más pausada que en otros sectores de actividad. La empresa agrícola, si quiere sobrevivir, está obligada a adaptarse un entorno de relaciones empresariales cada vez más complejo y dinámico, donde el acceso rápido a la información para la toma de decisiones es un factor fundamental. Son muy patentes las ventajas que aporta el uso de TIC aplicadas al agro. Ya es posible conocer con exactitud el mejor momento para iniciar la cosecha, obtener información en tiempo real sobre el estado de cultivos y parcelas en cuanto a temperatura, humedad e incluso sobre posibles plagas, así como pronosticar de forma fiable los futuros rendimientos de una plantación. Las nuevas herramientas que utiliza el agricultor del siglo XXI permiten mejorar la planificación y programación de cultivos y la optimización de las dosis de abonado, por ejemplo. Esta nueva agricultura de precisión, deja atrás una forma de trabajo basada en la intuición para basarse en datos empíricos.
Satélites, robots, sensores inteligentes, aplicaciones, sistemas automatizados de conducción y de geoposicionamiento… Son algunas de las tecnologías que se están implantando con éxito en el sector y que permiten un exhaustivo análisis de la información, facilitando la toma de decisiones y la optimización de los recursos. Todavía hay mucho camino por recorrer, el sector agroalimentario es uno de los que menos porcentaje del presupuesto de TI dedica a soluciones digitales, con un 5% de media, aunque las proyecciones indican que dicho incremento se acelerará. Eso asegura el Estudio de las Soluciones Digitales en la Empresa Española 2015, elaborado por Movilforum.
En las explotaciones agrarias, se está empezando a experimentar una revolución digital que afecta, no sólo a los modos de producción agrícolas, sino también a las prácticas utilizadas para aumentar la calidad de los productos dirigidos a unos consumidores cada vez más exigentes.
Los hermanos García Duque son un buen ejemplo de agricultores concienciados con las ventajas de la incorporación de las nuevas tecnologías en su día a día y en cómo éstas aumentan la rentabilidad de su explotación.
Esta jóven Agri Line, especializada en servicios agrícolas de siembra directa, tratamientos fitosanitarios y recolección, así como servicios de asesoramiento personalizado. Se ha hecho una apuesta en firme por la aplicación de las TIC a sus labores en el campo. El primer GPS lo empezaron a usar hace 7 años, más tarde llegó el autoguiado y desde entonces no se ha parado de invertir en tecnología. “Trabajamos con mapas de suelos y de producción de cada punto de la finca, todo identificado por GPS. Por medio de un software podemos ajustar dosis variables de herbicida o fertilizante en función del nivel de nutrición de cada rincón de la explotación. Incorporamos también un dron que utilizamos para tomar fotografías aéreas y mapas NDVI que nos permiten extraer conclusiones sólo con ver las zonas que están más o menos verdes”.
Esta nueva agricultura de precisión, deja atrás una forma de trabajo basada en la intuición.
Los grandes retos de la transformación del campo
La digitalización del agro tiene todavía grandes retos por superar. El primero de ellos es convencer al pequeño agricultor de las ventajas de transformar digitalmente su explotación. Para solucionar esa desconfianza y desconocimiento que todavía existe por las TIC en el sector, las empresas tecnológicas se están esforzando en el desarrollo de aplicaciones muy intuitivas y de fácil manejo para los pequeños agricultores.
Muchas startup tecnológicas están apostando en este sector para el desarrollo de innovaciones, soluciones y aplicaciones, ya que han visto en él, grandes posibilidades de negocio. Estas startup tecnológicas deben ser adaptarse a este especial mercado que es el sector primario y diseñar sus herramientas casi “a la carta”, debido a las particularidades de cada cultivo, de cada territorio y del clima. Las herramientas globales en muchos casos no sirven, y por ello, deberán ajustarse a las necesidades específicas de cada agricultor y explotación.
La capacitación y la formación es otro de los grandes desafíos. El agricultor diestro digital es un verdadero gestor de datos, que para poder implantar y rentabilizar las TIC aplicadas a su explotación, requiere de conocimientos teóricos y prácticos que hay que proporcionarle.
Otro de los retos importantes es la necesidad de una mejora de la infraestructura rural de banda ancha, sin la cual, no es posible lograr una transformación digital total. En las áreas rurales donde se encuentran la mayoría de las explotaciones agrarias, persiste un déficit de infraestructuras que limita el acceso a datos en línea y a los sistemas de información. Es necesario eliminar la brecha existente entre la Investigación y el Desarrollo (I+D), y la puesta en práctica del conocimiento a través de la innovación, y sin las infraestructuras necesarias, será inviable. La conectividad vía satélite es una solución idónea para llegar a todos los rincones del medio rural.
La tecnología es un gran aliado para la agricultura y puede lograr su completa transformación. Ya sólo queda por ver si el sector es capaz de absorber los nuevos avances en las TIC y si a su vez, éstas se logran adaptan a las particularidades propias del sector y a su situación económica, de forma que puedan ser utilizadas de forma generalizada.
“En los próximos 10 años, el campo va a ser protagonista de una revolución tecnológica. Las ayudas de la PAC van a ir cada vez más ligadas al uso de las nuevas tecnologías. Medioambientalmente, estamos obligados a contaminar menos, lo que va a obligar a implantar tecnología si o si”, predice Fernando García. “Los agricultores debemos valorar la rentabilidad de la inversión en tecnología. Estoy seguro de que soluciones como el GPS de autoguiado se van a imponer de forma generalizada en el sector. Sin embargo, otro tipo de tecnologías más difíciles de amortizar, como pueden ser los mapas de rendimiento, serán implantadas, de momento por empresas que ofrecen servicios agrícolas, como una forma de dar un valor añadido a nuestros clientes”, concluye.
Despiece-> Las herramientas globales en muchos casos no sirven, deberán ajustarse a las necesidades específicas de cada agricultor.